Esa contraparte emocional o mental en los procesos físicos es lo que se ha llamado Psicosomático. Y esté término, la verdad, tiene muy “mala fama” aunque se acepte oficialmente que el 75% de las enfermedades lo son, es decir, que un padecimiento físico esté causado por un factor emocional o mental, según la Organización Mundial de la Salud.
Ese término no es bien recibido, muchas personas se sienten insultadas, pues es interpretado como si la enfermedad fuera imaginaria, inventada y la persona estuviera trastornada mentalmente. Eso provoca que se cierren defensivamente a ver más allá del plano físico y la verdad lo entiendo por la manera en que muchas veces son abordadas por los mismos profesionales.
En buena parte esto lo atribuyo a lo poco que nos dedicamos a formarnos en este aspecto en la facultad y en nuestra propia vida. En general a los médicos no nos preparan para abordar desde ese concepto y a lo más que llega en la mayoría de los casos es a que cuando algo no le resulta, cuando una persona no mejora bajo ningún método, o no le encuentra nada físico como causa evidente, “no tiene nada”. Hablo de lo que viví en mi formación médica y de lo vivido en los 25 años de ejercicio, con muy pocas excepciones.
De la Medicina Tradicional China aprendí sobre el Qi (chi) o energía vital y como esta se estanca cuando tenemos situaciones no resueltas, dolores emocionales del pasado, duelos, rabias, etc. Cuando se estanca esa energía, con el tiempo esos estados de latencia se cronifican y comienzan a causar daño en los órganos, silenciosamente. Muchas veces con impactos físicos o emocionales posteriores, terminan desencadenando o saliendo en forma de síntoma o enfermedad.
Más recientemente, en el mundo terapéutico han salido conceptos innovadores, algunos de ellos inspirados en las medicinas tradicionales antiguas; otros, a partir de experiencias personales y enriquecidas, con nuevas investigaciones. Menciono entre ellos los de la Nueva Medicina Germánica, la Psicosomática Clínica, la Biodescodificación, la BioNeuroemoción e incluso la Psiconeuroimunología, entre otras. Para mí, estas terapias surgidas en los últimos años y que tienen en común el sentido biológico que le dan a la enfermedad, son el reflejo de la apertura hacia volver al concepto integral que es parte del sustento filosófico médico, desde sus orígenes. Desde el punto de vista de estas, todas las enfermedades tienen una contraparte emocional a ser mirada, generalmente inconsciente, independiente de las causas físicas que la generaron.
Este rescate inspira las nuevas investigaciones y relanza el concepto de que somos un todo integrado y que en nosotros todo está conectado. Desde este punto de vista todo sería «psicosomático».
Te deseo lo mejor!
Raquelina Luna
raquelinalunainfo@gmail.com
