Mantenerte en salud es un asunto vital. ¿Alguna vez tu médico te ha recomendado que comas mejor, que reduzcas el estrés, que aumentes la actividad física, o que duermas más?
Todas las investigaciones a nivel de medicina apuntan a estas 4 vertientes, alimentación, ejercicio físico, sueño y manejo de estrés, como responsables fundamentales de mantener la calidad de vida. Teniendo el cuidado adecuado en estas 4 áreas puedes prevenir enfermedades crónicas y degenerativas. Al mismo tiempo, si ya tienes alguna enfermedad instalada, los cambios en estos cuatro pilares, deben ser parte del tratamiento.
Afortunadamente cada día, gracias a los avances tecnológicos y la investigación, la medicina evoluciona y aumenta las posibilidades de vida a través de fármacos, cirugías, equipos diagnósticos y todos los recursos de primera con que se cuenta. Sin embargo, por más avances y evolución que haya en el área médica, los principios de los que partieron los padres de la medicina en los inicios del desarrollo de esta ciencia, siglos atrás, siguen siendo los mismos y son insustituibles.
Esos cuatro pilares de la salud física siguen siendo los mismos y cada día hay más investigación que apoya y valida más cada uno de ellos en aspectos más específicos. Por eso te invito a aprender de forma individual los cambios específicos que necesitas para seguir previniendo enfermedades y fortaleciendo todos tus sistemas, incluyendo el inmunológico.
Pase lo que pase, mientras más fuerte estés, mientras en balance, mejor podrás solucionar, movilizar y conservar tu resiliencia. Recuerda que tu cuerpo, tus células, tus tejidos tienen resiliencia y pueden retornar al balance. La clave es prestar la misma atención a cada pilar; ignorar uno podría afectar la capacidad de sostener los demás. Y como todo está conectado, esa resiliencia de tus células también impacta en los órdenes mental y emocional.
No hay un pilar más importante que otro. El orden que les doy en este texto no se corresponde con darles prioridad. Los cuatro pilares trabajan al unísono para mantenerte en bienestar y balance tanto físico como emocional y mental. Aquí te los presento:
Alimentación
Lo que entra a tu boca, con lo que te nutres, cómo eliges tus alimentos, qué te llevas a la boca. Una alimentación saludable, no solo aporta los nutrientes precisos que tu cuerpo necesita para tener energía, vitalidad. También manda las señales adecuadas a tu cerebro para pensar bien y sentirte en bienestar.
Ejercicio y actividad física
El ser humano fue diseñado para moverse. Necesitamos usar nuestras articulaciones, desplazarnos para mantenernos vitales. Mover los músculos, además, estimula las endorfinas, sustancias moduladoras del dolor, del estrés, intervienen en el apetito, en la secreción de hormonas sexuales y en la inmunidad.
Sueño/descanso
El sueño, imprescindible para recuperarnos y repararnos tanto en lo físico como en lo mental. Regido por el ciclo circadiano que asocia la presencia de la luz del sol con actividad y la falta de la misma con descanso. También son muy importantes los espacios de descanso que tomamos en los intermedios del día.
Manejo del estrés
Esto nunca fue más importante. Vivimos en un mundo estresado. Manejar nuestro estrés, poder mantener esa calma, ese centro, ese enfoque es prioritario para tener una vida sana. Ser capaces de relajar nuestra mente y nuestro cuerpo, reduce los niveles de ansiedad y estrés, aumentando los niveles de energía y concentración.
En los siguientes días te voy a ir compartiendo cada uno de esos renglones por separado. Mi propósito es acompañarte en tu camino de salud y bienestar. El cuerpo tiene mecanismos de reparación que se dañan cuando pierdes esos hábitos que son fundamentales, ¿te animas a recuperarlos?